Científicos de EEUU han encontrado que los adolescentes que toman desayuno todos los días, tienen una dieta más saludable, hacen ejercicios regularmente y tienen un menor índice de masa corporal (el índice de masa corporal, IMC, es la razón entre el peso de una persona en kilogramos y su altura en metros, al cuadrado) cinco años después, comparados con adolescentes de la misma edad que no consumen nada al desayuno.
Este estudio es un trabajo de epidemiólogos de la Universidad de Minnesota, en la Escuela de Salud Pública que desarrolla un proyecto llamado Eating Among Teens. Este estudio fue publicado este mismo mes.
Estudios en distintos estratos sociales de adolescentes de distintas edades ya habían vinculado la falta de desayuno con un mayor IMC, pero habían muy pocos que siguieran a los grupos por varios años. El autor del estudio el Dr. Mark Pereira dijo que esta investigación hace una importante contribución en un área menos examinada debido a la duración de ésta.
“La curva dosis-respuesta entre la frecuencia de tomar desayuno y el riesgo de obesidad, incluso después de tomar en cuenta la actividad física y otros factores de la dieta, sugieren que tomar desayuno puede tener importantes efectos en la dieta completa y el riesgo de obesidad, pero se necesitan más datos experimentales para confirmar estas observaciones” dijo Pereira.
En los pasados 20 años se ha visto un duplicación en los niveles de obesidad infantil en los países de América y para los adolescentes el nivel casi se ha triplicado.
Un 57% de las mujeres y un 33% de los hombres adolescentes frecuentemente usan aproximaciones poco saludables para controlar su peso y los investigadores dicen que las estimaciones muestran que entre un 12 y un 24% de los niños y jóvenes no toma su desayuno regularmente. Además este número aumenta con la edad.
Los investigadores examinaron el vínculo entre la frecuencia de tomar desayuno y el cambio en el IMC después de 5 años en 2.216 jóvenes. Los participantes completaron cuestionarios durante 1998 y 1999 (la primera ronda) y luego entre 2003 y 2004 (segunda ronda, 5 años después). Usando análisis de regresión lineal los científicos exploraron el vínculo entre cuán a menudo los jóvenes toman desayuno y sus cambios en el IMC. Las gráficas fueron adaptadas para la edad, la raza, la actividad física, el grupo socio-económico, su IMC en la primera ronda y otros factores de la dieta y del peso al comienzo del estudio.
Los resultados mostraron que:
• Al comienzo del estudio, los adolescentes que tomaban desayuno más frecuentemente eran los más activos físicamente, con mayores ingestas de carbohidratos y fibras, y tenían un mejor estatus socio-económico.
• Por otro lado, los adolescentes que tomaban desayuno menos frecuentemente eran más propensos a fumar, beber alcohol y usar dietas y otras formas de bajar de peso.
• Análisis seccionales–cruzados de los datos tomados al inicio y al final de los estudios mostraron que el vínculo entre los que tomaban desayuno menos frecuentemente y su alto IMC, era independiente del otros factores.
Pereira y sus colegas concluyeron lo siguiente:
“Promover la importancia del consumo regular de desayuno entre los adolescentes es de vital importancia. Futuros estudios deberían examinar el rol de los hábitos de desayunar entre jóvenes que están particularmente preocupados de su peso”
“Tomar un desayuno saludable puede ayudar a los adolescentes a evitar excesos de comida después en el día, y eliminar patrones de alimentación poco sanos como no comer temprano en el día y comer mucho en la tarde”.
Estudios en distintos estratos sociales de adolescentes de distintas edades ya habían vinculado la falta de desayuno con un mayor IMC, pero habían muy pocos que siguieran a los grupos por varios años. El autor del estudio el Dr. Mark Pereira dijo que esta investigación hace una importante contribución en un área menos examinada debido a la duración de ésta.
“La curva dosis-respuesta entre la frecuencia de tomar desayuno y el riesgo de obesidad, incluso después de tomar en cuenta la actividad física y otros factores de la dieta, sugieren que tomar desayuno puede tener importantes efectos en la dieta completa y el riesgo de obesidad, pero se necesitan más datos experimentales para confirmar estas observaciones” dijo Pereira.
En los pasados 20 años se ha visto un duplicación en los niveles de obesidad infantil en los países de América y para los adolescentes el nivel casi se ha triplicado.
Un 57% de las mujeres y un 33% de los hombres adolescentes frecuentemente usan aproximaciones poco saludables para controlar su peso y los investigadores dicen que las estimaciones muestran que entre un 12 y un 24% de los niños y jóvenes no toma su desayuno regularmente. Además este número aumenta con la edad.
Los investigadores examinaron el vínculo entre la frecuencia de tomar desayuno y el cambio en el IMC después de 5 años en 2.216 jóvenes. Los participantes completaron cuestionarios durante 1998 y 1999 (la primera ronda) y luego entre 2003 y 2004 (segunda ronda, 5 años después). Usando análisis de regresión lineal los científicos exploraron el vínculo entre cuán a menudo los jóvenes toman desayuno y sus cambios en el IMC. Las gráficas fueron adaptadas para la edad, la raza, la actividad física, el grupo socio-económico, su IMC en la primera ronda y otros factores de la dieta y del peso al comienzo del estudio.
Los resultados mostraron que:
• Al comienzo del estudio, los adolescentes que tomaban desayuno más frecuentemente eran los más activos físicamente, con mayores ingestas de carbohidratos y fibras, y tenían un mejor estatus socio-económico.
• Por otro lado, los adolescentes que tomaban desayuno menos frecuentemente eran más propensos a fumar, beber alcohol y usar dietas y otras formas de bajar de peso.
• Análisis seccionales–cruzados de los datos tomados al inicio y al final de los estudios mostraron que el vínculo entre los que tomaban desayuno menos frecuentemente y su alto IMC, era independiente del otros factores.
Pereira y sus colegas concluyeron lo siguiente:
“Promover la importancia del consumo regular de desayuno entre los adolescentes es de vital importancia. Futuros estudios deberían examinar el rol de los hábitos de desayunar entre jóvenes que están particularmente preocupados de su peso”
“Tomar un desayuno saludable puede ayudar a los adolescentes a evitar excesos de comida después en el día, y eliminar patrones de alimentación poco sanos como no comer temprano en el día y comer mucho en la tarde”.
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